Todo ser humano es el resultado de un padre y una madre. Se puede no reconocerlos, no quererlos, se puede dudar de ellos. Pero están ahí, con su cara, sus actitudes, sus modales y sus manías, sus ilusiones, sus esperanzas, la forma de sus manos y de los dedos del pie, el color de sus ojos y de su pelo, su manera de hablar, sus pensamientos, probablemente la edad de su muerte. Todo esto ha pasado a nosotros.
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