Cuando yo era pequeña y vivía en casa de mis padres, si mis hermanos o yo volcábamos un vaso encima de la mesa o se nos caía un cuchillo, mi padre tronaba: “¡No hagáis groserías!”.
Si mojábamos el pan en la salsa, gritaba: “ ¡No hagáis mejunjes!”.
Los cuadros modernos también eran, según mi padre, cochinadas y mejunjes; no los podía soportar.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.